El vestido Leila en Smashing Pumpkins.
Una base de color azafrán intenso tejida con rayas tonales, de corte largo y suelto. El pecho está enmarcado por paneles cuadrados bordados en rojo, negro y dorado: geometría folclórica cosida densamente, como talismanes protectores que se llevan cruzados sobre el cuerpo. La tela, 100% algodón teñido en hilo, tiene textura propia, con bandas de encaje que interrumpen la caída de la falda.
La silueta es recta y generosa, mangas amplias, escote abierto pero anclado por el peso del bordado. Se siente ceremonial y vivido a la vez: una pieza que une la memoria y la travesura, haciéndose eco de la forma en que Smashing Pumpkins convierte la nostalgia en algo eléctrico.


















